jueves, 21 de enero de 2016

No puedes ver tu reflejo en aguas movidas



Un campesino tenía muchos troncos por cortar pero no lograba encontrar su hacha. Recorrió su patio de un lado a otro, miró en el cobertizo y la granja, pero el hacha seguía desaparecida. ¡Sin duda se la habían robado! ¡Un hacha nueva que había comprado con sus últimos ahorros! 

La cólera se apoderó de él y pintó su mente con una tinta tan negra como el hollín. Entonces vio a su vecino. Le pareció que su forma de caminar era la de alguien que no tenía la conciencia tranquila. Su rostro dejaba traslucir una expresión propia del culpable frente a su víctima. Su saludo estaba impregnado de la malicia de los ladrones de hachas. Y cuando abrió la boca para hablar del tiempo, ¡su voz era la de un ladrón que acababa de robar!

Incapaz de contenerse durante más tiempo, el campesino cruzó su porche a grandes zancadas con la intención de ir cantarle cuatro verdades a ese ladrón que tenía la osadía de venir a burlarse de él. Sin embargo, sus pies se enredaron en una brazada de ramas muertas al borde del camino. Tropezó estrepitosamente, golpeándose en la nariz con el mango de su hacha, que se le debía haber caído de la carreta el día anterior.

Al igual que este campesino, en muchas ocasiones la historia que hilvanamos en nuestra mente nos juega malas pasadas, haciendo que imaginemos cosas que no existen, llevándonos a culpar a los demás o inventando intenciones que no podemos comprobar. Y es que sacar conclusiones precipitadas no es beneficioso para nadie.

Las aguas movidas enturbian el fondo


Cuando somos víctimas de emociones muy intensas, como la ira o la frustración, no podemos ver las cosas con claridad. No somos capaces de distanciarnos emocionalmente del problema para apreciar lo que ocurre desde una perspectiva más racional. Nuestras emociones se convierten en un velo a través del cual valoramos lo que ocurre. Esto nos conduce a tomar decisiones erróneas o precipitadas, que más tarde podemos lamentar. 

De hecho, este tipo de emociones son como un mar agitado. Cuando las olas son demasiado intensas, arrastran todo lo que encuentran a su paso, nos impiden ver el fondo y, por supuesto, no muestran nuestro reflejo. Esto significa que comenzamos a actuar en “modo reacción” y ni siquiera comprendemos por qué nos comportamos de determinada manera. No logramos darnos cuenta de que nuestra actitud y pensamientos no están determinados únicamente por la situación sino, sobre todo, por nuestra reacción a lo que ocurre.

En ese punto dejamos de analizar realmente lo que sucede y comenzamos a reaccionar ante los hechos que estamos creando en nuestra mente, como el campesino de la historia. De esa forma, malinterpretamos cualquier gesto o palabra, porque los asumimos como una confirmación de nuestras creencias. Obviamente, perder el contacto con la realidad de esa forma no es positivo y mucho menos adaptativo.

Ecuanimidad: La herramienta más útil para afrontar la vida


Para afrontar determinadas situaciones, es imprescindible que dejemos que el mar de nuestras emociones se aquiete, solo así seremos capaces de ver el fondo y comprender cuál es la mejor solución. Sin embargo, aún mejor sería evitar que ese mar se agitase. En ese caso, la ecuanimidad es una excelente herramienta. 

La ecuanimidad es como echar el freno para no salirnos de la curva y adecuar la velocidad de nuestra mente a las condiciones de la carretera de la vida. Sin embargo, tampoco implica echar el freno de mano y quedarse inmóviles mientras la vida pasa. 

¿Cómo desarrollar la ecuanimidad?

La ecuanimidad significa, ante todo, armonía. Ser ecuánime no implica ser desinteresado o adoptar una actitud pasiva sino tan solo brindar una respuesta proporcionada a los estímulos, intentando siempre mantener el equilibrio psicológico. La persona ecuánime es consciente de que todo es mutable y por eso no se aferra a las cosas pero tampoco las rechaza, simplemente las acepta. 

Por eso, para desarrollar la ecuanimidad es fundamental abrazar el concepto de cambio y desarrollar una actitud más abierta que nos permita aceptar lo que sucede. Esta cualidad te permitirá no sufrir ni enfadarte por gusto, te permitirá reaccionar de forma menos intensa ante los sucesos negativos, para que puedas vivir las cosas positivas más intensamente.

http://www.rinconpsicologia.com/2016/01/no-puedes-ver-tu-reflejo-en-aguas.html



lunes, 18 de enero de 2016

La búsqueda de la felicidad: Un camino constante



la búsqueda de la felicidad
La búsqueda de la felicidad ha sido para los seres humanos un tema de gran interés. Han escrito sobre ello grandes filósofos, poetas, novelistas, directores de cine, compositores y hasta estrellas del rock.
Desde hace unos años, la psicología científica ha puesto en su punto de mira el estudio del bienestar y la felicidad, y por primera vez empezamos a tener datos científicos sobre cómo conseguirla.
Sonja Lyubomirsky es una de las mayores expertas en el estudio de las emociones positivas y la promoción del bienestar y define la felicidad como:
“La experiencia de la alegría o el bienestar positivo, combinada con una sensación de que la vida es buena, significativa y que vale la pena.”

Ventajas de ser feliz

Hoy sabemos que ser feliz tiene muchas ventajas adicionales aparte de la felicidad en sí misma, valga la redundancia.
Estudios científicos demuestran que las personas felices son mucho más sociables, generosas, cooperadoras, tienen más energía, caen mejor a los demás, tienen una red de apoyo social más amplia, más posibilidades de casarse y menos posibilidades de divorciarse, son más ingeniosas, más flexibles, más productivas, mejores líderes, mejores negociadores, ganan más dinero, son más sanas, tienen mejor sistema inmune, son más fuertes ante la adversidad y viven más.
Parece que alcanzar un nivel de bienestar alto tiene un impacto brutal en nuestra salud física y en nuestra salud mental.

Modelo de Lyubomirsky sobre la felicidad

Sonja Lyubomirsky basándose en numerosos estudios científicos desarrolló un modelo explicativo sobre el bienestar. El modelo postula lo siguiente:
  • El 50% de nuestro bienestar se debe a la influencia genética y es inmodificable.
  • El 40% de nuestro bienestar depende de lo que hagamos día a día para ser felices.
  • El 10% de nuestro bienestar depende de nuestras circunstancias externas.
Por lo tanto, podemos influir muchísimo en nuestra felicidad total. Pero los seres humanos en vez de invertir tiempo en realizar actividades que mejoren directamente nuestro bienestar nos empeñamos en centrarnos en nuestras circunstancias, que son mucho más difíciles de modificar y generan pocos cambios a largo plazo en nuestra felicidad.

Mitos sobe la búsqueda de la felicidad

El primer mito sobre la felicidad es que “se tiene que encontrar”. El problema de esta creencia es que sitúa la felicidad fura de ti, es decir, en tus circunstancias. Si no trabajas para ser feliz hoy tampoco lo serás mañana. Hay que invertir tiempo y esfuerzo en mejorar nuestro bienestar día a día. Así que coge las riendas de tu vida y déjate de excusas.
El segundo mito es “solo seré feliz cuando… (Rellenar la frase con cualquier deseo)”. Con esta creencia volvemos a situar nuestro bienestar o felicidad en nuestras circunstancias externas. Hay estudios que demuestran que al año de que te toque la lotería tienes el mismo nivel de bienestar o peor que antes de ser millonario. También está demostrado que las personas más atractivas no son más felices que las menos atractivas.
Otro mito sería “la felicidad o la tienes o no la tienes”. Tenemos en torno a un 40% de influencia en nuestro nivel de bienestar total, por lo que podemos hacer muchas cosas para ser más felices.
En general los seres humanos occidentales tendemos a centrarnos más en las circunstancias externas de nuestra vida que en todas las actividades que podemos hacer día a día para ser más felices.

Adaptación hedonista

El cerebro humano no está diseñado para ser feliz. Está diseñado para hacer que sobrevivas en un ambiente hostil. Por eso tiene una capacidad asombrosa para habituarse a las circunstancias el entorno.
El problema que subyace a este fenómeno es que esta adaptación ocurre tanto para eventos negativos como para eventos positivos. Por ello, cuando nuestras circunstancias cambian a mejor,en un primer momento sentimos gran alegría y placer, pero a los pocos días o semanas nos acostumbramos.
Aplicado a la búsqueda de la felicidad o el bienestar, imagina que te llevan el desayuno a la cama. Supongamos que esto te genera alegría (Cuando pongo este ejemplo hay gente que se pone histérica por las migas de pan en la cama), imagina que todas las mañanas durante tres meses ocurre lo mismo. ¿Cuándo sentirás más alegría? ¿La primera vez o a los tres meses?Generalmente la respuesta de placer va a menos cuando el estímulo se repite en el tiempo.
Pero nuestro cerebro no tiene suficiente con hacer que dejemos de disfrutar los placeres de la vida, si no que cuando no podemos disfrutarlos, en vez de quedarse en un estado neutro, responde con emociones negativas de ira, ansiedad y tristeza. Es decir, si a los tres meses me dejan de traer el desayuno a la cama, no voy a levantarme como antes de que empezasen a traérmelo, si no que voy a responder con enfado, nervios o tristeza.
De este proceso viene la tan famosa frase de “no valoras algo hasta que lo pierdes”.

¿Qué puedo hacer para mejorar mi bienestar?

Las buenas noticias es que la psicología se ha ocupado de estudiar el proceso de adaptación hedonista, así como las actividades o técnicas que tienen más repercusión en nuestra felicidad diaria.
Sonja Lyubomirsky recomienda las siguientes:
Practicar la gratitud: Mantener una actitud agradecida previene la adaptación hedonista.
Cultivar el optimismo: Se trata de intentar ver con esperanza nuestro futuro, centrarnos en lo positivo en nuestro presente y ver nuestro pasado con benevolencia.
Evitar pensar demasiado y evitar la comparación social: ponernos en una actitud de comparación nos suele predisponer o bien a sentir envidia o bien a sentir lástima.
Practicar la amabilidad: Nos ayuda a sentirnos más conectados con los demás, nos pone en una perspectiva de abundancia, de repartir lo que tenemos, fomenta la empatía y hacemos del mundo un lugar mejor.
Cuidar las relaciones: El ser humano es un animal social, por lo que necesita de sus iguales para ser feliz. Dedicar tiempo a fomentar nuestro apoyo social es uno de los pilares básicos del bienestar.
Desarrollar estrategias para afrontar: Ser capaz de solucionar problemas afecta positivamente a nuestra confianza en nosotros mismos y sube nuestra autoestima
Hacer más actividades que realmente te atraigan: El estado de ánimo de una persona es casi proporcional a la cantidad de actividades agradables que tenga en su día a día.
Saborear las alegrías de la vida: Ser capaz de poner atención plena en los momentos de placer o alegría. Desarrollar esta capacidad nos previene de caer en la adaptación hedonista.
Comprometerte con tus objetivos: Dedicar tiempo a luchar por nuestras metas refuerza nuestra identidad y nos ayuda a subir nuestra autoestima y nuestro autoconcepto.
Practicar la religión o la espiritualidad: Hay muchos estudios que dicen que las personas más espirituales tienen menos posibilidades de padecer ansiedad o depresión, por lo que invertir tiempo en actividades relacionadas con ello parece buena idea.
Ocuparte de tu cuerpo: Dedicar tiempo al ejercicio físico o a la meditación son formas de invertir en salud física y mental. Por no hablar de las ventajas que tienen cada uno por separado.
No hace falta que hagas los 12 tipos de actividades todos los días. Es más, a lo mejor hay algunos que te parecen cursis o no son para ti. Es perfecto, selecciona los que mejor vayan contigo y dedica tiempo al día a ellos.

Conclusiones sobre la búsqueda de la felicidad

La felicidad no es algo externo. El nivel total de felicidad depende directamente de nosotros en un 40%. Dedicar tiempo a conseguir un coche más rápido o una casa más grande no te van a hacer más feliz.
Sin embargo, dedicar diez minutos al día a practicar meditación, fomentar una actitud amable ohacer deporte tres veces a la semana si van a afectar directamente a tu bienestar.
Por lo que, si queremos ser felices, estamos obligados a cambiar nuestra forma de pensar. Los medios de comunicación nos bombardean cada día creándonos necesidades y prometiéndonos la felicidad eterna. No les hagas caso, solo quieren tu dinero. Dedica cada día por lo menos una hora a las actividades que hemos comentado en el apartado anterior y verás cómo en pocas semanas tu nivel de bienestar es mucho más alto.
Photo Credit: Paolo Margari
Jesús Matos
Psicólogo.


http://psicocode.com/psicologia/la-busqueda-de-la-felicidad-un-camino-constante/?mc_cid=1a88eda4e3&mc_eid=8462024fd6

jueves, 14 de enero de 2016

Cómo ayudarte a tomar decisiones


ESCRITO POR 


tomar decisiones
Seguro que recuerdas la última vez que has tenido que tomar una decisión y te ha supuesto un enorme quebradero de cabeza. En esa situación te sientes como en un cruce de caminos y no sabes cuál debes de tomar. En tu cabeza hay un auténtico bombardeo de ideas, pensamientos, conclusiones sobre una decisión u otra… Y esto nos supone un verdadero esfuerzo y gasto de energía.
Hace unos días acudía un paciente a mi consulta bastante inquieto y agobiado porque debía decidir entre dos opciones:
A) Seguir trabajando a media jornada y aprovechar para formarse y tener más tiempo para él.
B) buscar un trabajo a jornada completa y así tener un sueldo mejor.
Parecía que las dos opciones eran igual de buenas o de malas, y saltaba de una a otra pensando a cada momento que una de ellas era la correcta. Era el momento de dejar de preocuparse, de darle vueltas al tema y pasar a la acción.
Si te encuentras en esta situación, estos pasos pueden ayudarte a tomar una decisión sin morir en el intento:

Pasos a seguir a la hora de tomar decisiones

1. Define claramente cuál es el problema o la decisión a tomar: Elijo trabajar o estudiar. Elijo continuar con este trabajo o aceptar este otro. Elijo seguir con esta relación o finalizarla.
2. Haz una lista con todas las posibles opciones o soluciones que se te ocurran, aunque parezcan ridículas, sin censuras. A veces la opción que parece más absurda resulta siendo la más adecuada. Incluso piensa qué le dirías a un amigo si te pidiera consejo ante ese mismo problema.
3. Escribe los pros y los contras de cada una de las opciones.
4. Repasa y evalúa las ventajas e inconvenientes que has escrito para cada opción. No te centres en el número de pros o contras que tenga cada una, sino en la importancia de estos. A veces una opción puede tener diez ventajas y otra sólo una, pero que esta sea tan importante como para invalidar las otras diez.
5. Escoge la solución que más se adapta a tus preocupaciones y necesidades en este momento.
6. Desglosa la solución que has elegido en varios pasos:
Qué tienes que hacer.
Cuándo lo tienes que hacer.
Cómo. Dónde, etc.
7. Pon en marcha la solución.
8. Evalúa los resultados y saca las conclusiones. Si ha funcionado genial, felicítate por ello. Si ha salido mal, no te preocupes, piensa qué es lo que ha salido mal, vuelve sobre las otras opciones que pusiste o incluso incluye otras nuevas y vuelve a repetir el proceso.

Y para finalizar, varias cosas importantes a tener en cuenta.
Muchas veces damos más importancia a la decisión que la que tiene en realidad. Es cierto que hay decisiones muy importantes que tomar, pero no suelen ser de vida o muerte. Normalmente tomar un camino u otro no va a condicionar ni decidir el resto de tu vida, pero solemos pensar ¡de esta decisión depende el resto de mi vida! y esta presión no nos ayuda a tener las ideas claras.
No pretendas saber antes de tomar la decisión y llevarla a cabo si es la correcta o no. Nos atormenta el pensar ¿estaré tomando la decisión correcta? ¿Y si me equivoco?. El caso es que hasta que no la hayamos tomado y puesto en marcha no podemos saber si era la correcta o no, porque por el momento no podemos adivinar el futuro. Pero si finalmente no era la opción adecuada, no te castigues por ello, recuerda que en ese momento la tomaste porque te parecía la mejor, y lo bueno es que ahora puedes probar con otra alternativa.
Photo Credit: Alfonsina Blyde
http://psicocode.com/desarrollo-personal/como-ayudarte-a-tomar-decisiones/

lunes, 11 de enero de 2016

El principio de Pareto: Cómo hacer más con menos

principio de Pareto

El principio de Pareto explica que el 20% del esfuerzo que dedicas a una tarea en concreto, supone el 80% del valor de esa tarea.
Visto desde otra perspectiva: el 80% del esfuerzo que empleas en realizar una tarea tan sólo supone el 20% del valor de esa tarea.
Esto se conoce como el “Principio de Pareto” debido al matemático que lo descubrió, o más popularmente como “La regla del 80-20”. Wilfred Pareto llegó a la conclusión de que la gente de su sociedad se dividía entre los “pocos de mucho” y los “muchos de poco”, es decir, un 20% de la población ostentaba el 80% de los recursos, mientras que el 20% de recursos restante se lo repartía el 80% de la población.
Las cifras son arbitrarias y pueden cambiar dependiendo de dónde apliques el concepto. Donde mejor se cumple el principio es en los ámbitos de la economía y de la política.

Un ejemplo práctico con el Principio de Pareto

Pongamos un ejemplo con el esfuerzo invertido en una Práctica de Evaluación Continua que suponga 1 punto añadido a la nota final.
Suponiendo que hemos tardado 15 horas en realizar la práctica y que además hemos obtenido el punto completo, el principio de Pareto funcionará de la siguiente forma:
  • El 20% del tiempo empleado supone el 80% de la nota = 3 horas de trabajo supondrán 0,8 puntos del total de la práctica
  • El 80% del tiempo empleado supone el 20% de la nota = 12 horas de trabajo supondrán 0,2 puntos del total de la práctica
Seguro que te sorprenderás de que 12 horas de esfuerzo supongan tan sólo 0,2 puntos de la nota final. Este es el tiempo que perdemos divagando, tomándonos descansos, o perdiendo la concentración.
Por contrapartida, esas 3 horas que nos han dado el 80% de la nota ha supuesto un tiempo en el que nuestra concentración ha sido absoluta y nuestra productividad inmejorable.
El principio de Pareto no deja de ser una media del conjunto de la población. Y las medias como tales no se cumplen de manera exacta para casos individuales.
Personas con distinto grado de esfuerzo obtendrán resultados similares o incluso contradictorios. Por esta razón debes convertirte en uno de esos casos individuales en los que no se cumple el Principio de Pareto.
Trata de identificar aquellas partes de tu vida en las que el 80% de esfuerzo que haces sólo te reporta beneficios del 20% y trata de invertir la situación. Imagina que para realizar la Práctica del ejemplo hubieses mantenido el mismo grado de concentración durante el 100% del tiempo. Habrías necesitado exáctamente 3 horas y 36 minutos en terminarla y obtener el punto.
El siguiente video desarrolla estos puntos pero aplicados al estudio:

El principio de Pareto en la vida cotidiana

  • El 20% de las personas que conoces te reportan el 80% de satisfacción de tu vida. Por contrapartida el 80% de personas restante sólo suponen el 20% de satisfacción. Si tienes alguna duda al respecto puedes echarle un ojo a la cantidad de amigos que tienes en Facebook.
  • El 20% de los clientes de una empresa generan el 80% de ingresos. Es lo habitual cuando una empresa tiene unos  3 o 4 clientes grandes y una gran cantidad de clientes pequeños. En una situación así debes priorizar dónde invertir tus esfuerzos sin descuidar a ningún cliente. Es posible que uno de esos clientes pequeños algún día acabe recomendándote a un cliente grande.
  • Un profesor invierte el 80% del tiempo volviendo a explicar conceptos al 20% de estudiantes.
  • El 20% de las nubes generan el 80% de la lluvia.
  • El 20% de los trabajadores de una empresa producen el 80% del trabajo. (Algunas empresas incluso se rigen por “La regla del 10-90”
  • El 20% de los jugadores de un equipo de fútbol marcan el 80% de los goles. (Vease Cristiano Ronaldo y Benzemá en el Real Madrid o Messi y Neymar en el Barça)
  • El 80% de los días utilizas el 20% de la ropa que tienes en el armario.
  • El 80% de una conversación de chat sólo contiene un 20% de información útil para los interlocutores.
  • El 80% de las veces que estás preocupado por que algo pueda suceder, tan sólo acaba sucediendo el 20% de las veces.
  • El 80% de las veces que le sonríes a alguien, tan sólo un 20% de las veces no te devuelven la sonrisa.
  • El 80% del tiempo que navegas en Internet, sólo encuentras algo útil el 20% de las ocasiones.
  • El 80% del tiempo que dura una reunión, sólo sirve para que se tomen el 20% de las decisiones.
¿se te ocurre algún ejemplo más donde se cumpla la regla?
Photo Credit: Scott Thomson
http://psicocode.com/desarrollo-personal/aprovechar-el-tiempo/principio-de-pareto/?utm_source=ReviveOldPost&utm_medium=social&utm_campaign=ReviveOldPost

jueves, 7 de enero de 2016

Cómo superar episodios de depresión con estos 4 consejos

La depresión es una de las enfermedades más difíciles de superar.  Existen ciertos pasos que puedes tomar para superar los episodios de depresión y aliviar el sufrimiento que se deriva de ella.
Antes de ver estos pasos, te invito a que ves este vídeo de solo 3 minutos para que entiendas muy bien en qué consiste la depresión. Recuerda que después del vídeo empieza mi artículo 😉


Como vas a poder comprobar, primero hay que ver si tu depresión es endógena o exógena. En el vídeo te explican la diferencia entre cada tipo de depresión (lo que no me gusta del vídeo es que no menciona ningún tratamiento terapéutico no invasivo como por ejemplo la psicoterapia):

Ahora sí ya, vamos a ver con estos 4 pasos que te van ayudar a sentirte mejor:

1) Tener algo planeado para cada fin de semana.

– No tiene porqué costarnos dinero. Puede ser preparar un rico almuerzo y subir a algún monte para degustarlo mientras te relajas mirando el horizonte. A parte de hacer ejercicio sirve también para despejar la mente.
– Planéalo con todo lujo de detalle. Empieza el lunes. Tienes que planear dos cosas: algo para el sábado y algo para el domingo. Puedes dedicar el lunes y el martes para planear lo que vas hacer el sábado y el resto de días para planear lo del domingo.
– Primero dedica un rato a pensar. Elige un plan que te apetezca realmente, que sea atractivo, que a poder ser no te cueste dinero, que incluya a otras personas a ser posible, que sea sano. Piensa en ello cuando estés distraída/o… o mejor aún, en vez de pensar en tus problemas, dirige tus pensamientos hacia el plan del fin de semana.
– Apunta los planes en un cuaderno. Será tu compañero de ahora en adelante. Vete añadiendo nuevas cosas a los planes cada día.
– ¿Lo harás? ¿Te comprometes a hacerlo? Conviértelo en un hábito y marcará una gran diferencia positiva en tu vida.
Tampoco necesita tus pensamientos tóxicos así que tíralos antes de adentrarte en la naturaleza.

2) Tener una rutina diaria que implique hacer ejercicio.

Tienes que dedicar un momento de tu día a día a hacer ejercicio. Esto es imprescindible para vaciar tu mente de pensamientos tóxicos.
No me digas que no tienes tiempo. Di mejor que tienes otras prioridades pero recuerda que incorporar el ejercicio en tu vida como una prioridad puede ayudarte a salir del pozo.
Si tienes que ir al trabajo andando hazlo, si tienes que levantarte una hora antes para ello hazlo… Basta simplemente con andar. La actividad física es un poderoso desestresante.
Para que se te haga más ameno el paseo puedes escuchar música que te motive (prepara alguna lista), algún podcast, la radio… o simplemente no escuches nada. Dedícate a observar cada detalle allí por donde pases. Focaliza tus 5 sentidos en aquello que hagas.
Aunque es mejor que nada, esto no cuenta como hacer ejercicio. ¡Sal a la calle! ¡Toma contacto con la naturaleza!

3) Redirigir los pensamientos.

Redirige tus pensamientos para centrarte más en lo positivo en lugar de lo negativo. Cada vez que pienses en algo negativo, piensa en todo aquello por lo que puedes estar agradecido. Puede ser la casa que tienes actualmente, la familia que tienes, los alimentos que tienes, o incluso el trabajo que tienes. Si reflexionas sobre ello, muchas personas no tienen estos productos básicos que muchos de nosotros damos por sentado.
A veces esperamos y anhelamos y deseamos tanto que nos olvidamos de los regalos que están delante de nosotros todos los días de nuestras vidas. Si tan sólo seríamos capaces de ver las cosas maravillosas que están justo en frente de nosotros…
La meditación tiene el poder de destruir los pensamientos negativos.

4) No tengas miedo de pedir ayuda.

Tienes que valorar cuán triste estás o cómo te incapacita dicha tristeza para hacer una vida normal. Si sientes que no puedes seguir adelante, que te está causando problemas en tu vida personal o que ya no aguantas más, di ¡basta! levanta el teléfono ya mismo (o mañana cuando te levantes) y concierta una cita con tu médico de cabecera. ¿LO HARÁS? Espero tu comentario contándome que lo has hecho.
También puedes recurrir a un amigo/a o familiar con el que te sientas cómodo/a. Sé sincero/a al 100 %. No tienes porqué mentir u ocultar cosas: tu salud está en juego y debes poner toda la carne en el asador. Abre tu corazón totalmente y recibe la ayuda que necesitas.
Piensa ahora mismo en una persona a la que vas a llamar (a parte del médico que ya hemos comentado anteriormente). A continuación mándale un Whatsapp o llámale para quedar mañana. Dile que le vas a buscar al trabajo o que le invitas a comer.
Necesitas desahogarte.
Hasta aquí estos 4 puntos que te ayudaran a tomar las riendas de tu situación. Ahora dime, ¿vas a hacer al menos uno de estos 4 puntos?
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